Rav. Yehuda Ashlag

Lo que nosotros podemos intentar a través del estudio de la kabbalah es comprender los principios de causa y efecto, detrás de cada efecto yace una causa. En este intento la Kabbalah hace varias presunciones, las cuales, si nosotros no encontramos en todo el universo contradicción alguna, entonces debemos asumir que estas presunciones son correctas. A veces, la incapacidad, de comprender la causa oculta no va en detrimento del proceso de evaluar una situación dada, ni tampoco la necesidad de preocuparnos por comprender la causa oculta. Por ejemplo, a mil personas en un teatro se les dice que observen una botella en una mesa y entonces se les dice que se vayan. Luego que el teatro es totalmente vaciado, y todas las entradas son selladas desde el exterior. Momentos después la audiencia vuelve a entrar al teatro sólo para darse cuenta que la botella ahora descansa en un candelabro... todos están seguros que nadie ha entrado a sacar la botella de la mesa, obviamente la botella no alcanzó su destino por sí misma. La botella es la fase del efecto, no de la causa, ya que la botella no puede ser motivación o causa de nada. Por lo tanto nosotros podemos presumir que alguien movió la botella, aunque la causa no ha sido determinada o vista.
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